Kisho Kurokawa, 1961

 

La ciudad en espiral es otro de los iconos del arquitecto Kisho Kurokawa y del metabolismo, un proyecto pensado para la reorganización de Tokyo con un plan de ciudad infinita que podía extenderse incluso sobre el agua. Para mantener la idea de ciudad en continuo crecimiento, los edificios adquirieron la forma de hélice con una estructura en espiral propuesto como un sistema espacial que simulase la composición del ADN, influenciado también por el reciente descubrimiento de ello, la estructura orgánica de la vida. Las edificaciones muestran como las tres partes, núcleo, estructura y cápsula, conforman un resultado diferente depende de como ubiques estas piezas. Kurokawa comprende la arquitectura como un sistema de cambio constante, un organismo capaz de integrar nuevos espacios vivos, dónde las estructuras urbanas se desarrollan tanto en vertical como en horizontal. Las unidades de vivienda se piensan aquí cómo cápsulas integradas en la hélice, que se van disponiendo alrededor del núcleo central, dónde cada espiral tiene capacidad para 10.000 personas, integrando diversos sistemas de transporte dentro del mismo edificio, pensados desde la idea del trasporte de información presente en las estructuras del ADN.